Arrellánense cómodamente en una de las butacas y disfruten de las proyecciones que a no mucho tardar van a tener lugar en este cine errante. Mientras entretienen la espera y hasta que llegue ese momento tan deseado, cuando las luces se van haciendo cada vez más tenues para terminar por apagarse, cuando la pantalla blanca cobra vida mediante la iluminación cónica del proyector, en suma, hasta que se inicie el reinado de la magia, permítanme que les ofrezca una escena a modo de aperitivo. Con esa intención me honro en recibir a James Stewart y a Cary Grant, precisamente en una de las películas que a mi modesto parecer yo considero una de las más deliciosas de la screwball comedy.
Entre las muchas escenas que podría escoger me he decantado por la sobresaliente actuación de James Stewart, interpretando a un hombre ebrio de champán tras acudir a una fiesta (no aclaro más para no adelantarles ningún elemento del argumento, aunque seguramente que ya lo conocen). Permanezcan muy atentos y podrán captar las múltiples veces en las que Cary debe contener las ganas de reírse de las gracias de su compañero de reparto.
No por nada el propio Cary Grant llegó a declarar en alguna ocasión cuánto había aprendido de Jimmy como actor.
Señoras y señores: Historias de Filadelfia (Philadelphia Stories, George Cukor, 1940).
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